jueves, 20 de septiembre de 2012

otro relato de mi autoría

La última noche

Los instintos son algo inexplicable, forman parte de la naturaleza humana, y cada uno los desarrolla de formas diferentes. Y los instintos de Brenda nunca le fallaron. Desde que se despertó esa mañana se sintió extraña, sentía algo extraño mejor dicho, algo que iba a salir mal, pero no sabia que.
Con el paso del día fue haciéndose una idea de que era lo que iba a salir mal. Y le 
asustaba, el saberlo ante de que pasara.
A las siete salió de la facultad, después de haber tenido clase por cuatro horas, y cansada por haber tenido que trabajar cinco horas antes de ir a estudiar. Se despidió de sus amigas en la puerta y caminó sola por la calle sombría y oscura rumbo a la parada del autobús. No estuvo mucho tiempo sola por que pronto se le unió un extraño joven, muy rubio, de ojos claros y tez pálida, perecía resplandecer en la inmensa oscuridad, como si tuviera brillo propio. Lo miró extrañada, pero no en ese momento no noto nada extrañado.
El joven tomó el mismo autobús que ella, y cuando ella tomó asiento en un lugar vacío junto a la ventanilla, el joven se sentó en el asiento de al lado. Eran los únicos ocupantes del vehículo, que marchaba a paso lento por la calle oscura. La niebla del exterior comenzaba a empañar los vidrios, y Brenda se estremeció de frio. Subió el cuello de su buzo de hilo y abrocho su chaqueta hasta arriba del todo. Afuera cada vez había más niebla y hacia más frio, el cuerpo de Brenda manifestó que necesitaba aumentar su temperatura con un brusco escalofrío. Pero de pronto el frío que sentía su cuerpo comenzó a desvanecerse, pese al clima que había afuera y que la calefacción del autobús estaba apagada. El joven, sentado junto a ella, parecía emanar un aire tibio, muy tibio, mientras miraba distraído hacia delante. “Habiendo tantos asientos vacíos se viene a sentar aquí” pensaba Brenda, pero por un rato le agrado que lo hubiera hecho, porque parecía que el cuerpo del joven emanara calor, que evitaba que ella pasara frío.
Brenda apoyó su cabeza en el cristal, y desabrochó un poco su chaqueta, se quedó mirando al joven, extrañada, tenía un brillo hermoso, o quizás era su imaginación, que divagaba de puro cansancio.
Segundos antes de llegar a su destino el joven se paró y camino hacia la puerta para descender, Brenda lo imitó, también tenía que bajarse allí.
Al bajar del autobús una fría y espesa niebla le golpeo el rostro, no se veía nada más que lo se tenía a centímetros de distancia. Se sintió algo angustiada al ver ese paisaje, el hermoso borde del parque Roosevelt, con sus abundantes árboles, tendría que atravesarlo de todas formas, así que comenzó a caminar. Se sabía el camino de memoria, podía atravesar ese parque, parecido a un bosque sola, de madrugada que nunca se perdía, pero con la niebla, no podía distinguir bien por donde iba, menos, allí dentro entre los árboles.
Caminó al tanteo, por un rato, hasta que le pareció sentir que alguien la seguía, así que al doblar a la derecha para tomar el primer sendero marcado se volteo para mirar hacia atrás. Y allí estaba, el joven, callado, parado detrás de ella, esperando para avanzar a su lado.
Brenda no entendía bien, y comenzó a sentirse asustada, pero al mismo tiempo, se sentía protegida, acompañada, y además sentía que este joven le era conocido, que hacia tiempo lo tenía a su lado.
La joven delgada, de pelo largo y rojizo le sonrió al joven con aspecto de ángel que la acompañaba. “Un ángel” pensó la joven y sonrió aún más. “Tú ángel guardián” le contesto el joven, “hoy es la ultima noche que le veraz, por eso me presenté de esta manera, para que no te sientas sola”. Brenda lo miro extrañada, entonces se acordó, que en el medio de ese manto de niebla, oscuridad y misterio la esperaba su amado, para repetir las caricias y besos de cada noche, escondidos del resto del mundo.
Se dio la vuelta y comenzó a andar más a prisa, hasta llegar al punto de encuentro, allí estaba él, con su tapado gris, apoyado contra un árbol esperándola.se giro nuevamente. En busca de su ángel, pero no lo vio, se había vuelto invisible, pero sentía que aún estaba allí.
Caminó hacia su amado, este le sonrió y se acercó, la estrecho entre sus brazos, y la obligo a seguirlo mientras el caminaba, adentrándose más y más en el corazón del parque, entre la espesa niebla de la noche.
Luego de un rato de caminar, de unos cuantos besos y de que sus chaquetas estuvieran en el piso, Brenda sintió las manos de su amado en la espalda, acariciándola, y al mirar sobre el hombro del mismo, vio a su ángel, con una expresión de preocupación en el rostro. Fue entonces que sintió el frio metálico en su abdomen, y su ángel cerró los ojos al tiempo que un horrible dolor le atravesaba el abdomen, y recordó las palabras de su ángel, “la última noche” se repitió. Y calló al suelo.
Una mano como de seda le roso el rostro, y al abrir sus ojos vio el rostro de finas y delicadas facciones observándola, se incorporo deprisa, con su ayuda y se vio a si misma con un resplandor único, en la inmensa oscuridad. En el frio suelo de hojas yacía su cuerpo inmóvil, con los ojos cerrados, y el cuchillo de mango tallado en el abdomen.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Oscuros- el poder de las sombras

Bueno sigo con la novela.

Daniel dejo a Luce en la Escuela de la Costa y ella no entiende nada.
No entiende nada de nada, no sabe que son los Nefilim, no sabe nada de los poderes de los ángeles, y no sabe nada de lo que están haciendo Daniel y los otros ángeles caídos.
Daniel y los otros ángeles caídos hicieron una tregua con los demonios para luchar por dieciocho días contra los proscritos (ángeles caídos que fueron castigados por dios y por  satanás convirtiéndolos en criaturas peligrosas que buscan matar a Luce) el problema es que Daniel no puede contarle nada a Luce por que seria peligroso y podría destruirla, debe averiguar todo por ella misma, pero es difícil mantenerla a salvo cuando permanentemente sale de la Escuela, y en varias ocasiones ha sido Cam el que ha tenido que salvarla, y cada vez que  Daniel aparece de visita, termina discutiendo con Luce por eso mismo.
Actualmente Luce esta descubriendo las Anunciadoras, y haciendo amigos como Shelby o Miles.
Pero los peligros están cada vez más cerca de la Escuela.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Los opuestos se atraen. Hecho por mi

Los opuestos se atraen.

Mi mundo es oscuro, con algunas luces. Mi mundo es una noche eterna, algo cálida, con brisa y niebla. Mi mundo no tiene sol, tiene una luna luminosa, pero a veces no se ve. Mi mundo tiene lluvia, mucha lluvia, fría y refrescante. mi mundo es una playa tranquila, que bañada por luz de luna escucha romper las olas en la orilla.
En mi mundo reinan las sombras, lo oculto, lo secreto y lo prohibido.
Y como muchos dicen, los opuestos se atraen.
Ella, ella es diferente, es mi opuesto.
Su mundo esta lleno de colores, de vida. Su mundo es un día eterno, cálido, con brisa, y un sol resplandeciente. En su mundo siempre brilla el sol, detrás de las nubes si las hubiera. Si llueve, su sol brilla a través de las gotas creando un hermoso arco iris que llena todo con sus colores. Su imaginación es enorme, ilimitada y nunca se sabe lo que puede salir de allí.
En cambio mi imaginación, es un poco más limitada, siempre va hacia el lado de lo oscuro, lo incierto, la sangre y la muerte.
Un buen día, en mi noche eterna, se presentó un sol, dispuesto a eclipsar mi luna. Y fue entonces que descubrí que los opuestos se atraen, que a pesar de ser diferentes, somos iguales, queremos lo mismo: una amiga incondicional, que este en todas, que nos apoye, que nos acompañe, con quien divertirnos y con quien llorar. Una amiga incondicional, con la que poder unir imaginaciones y crear delirantes historias, en campos de girasoles, donde la luna proyecta sobras, el arco iris le da color al cielo y los murciélagos vuelan entre las nubes.
Desde entonces estos dos mundos paralelos se convirtieron en fieles amigos, que nunca se separaran, pues en sus retorcidos delirios encuentran los objetivos comunes de estos dos mundos, ser felices.


para mi mejor amiga, Romina Larrosa -   WWW.Mundoimaginariodecolores.blogspot.com

jueves, 6 de septiembre de 2012

Oscuros- El poder de las sombras


En el libro anterior, finalmente Daniel se rencuentra con Luce y vuelven a su vida actual. Pero luce fue victima de una trampa de satanás en su grana ventura por sus vidas pasad y ahora la historia entera de la humanidad y principalmente de Daniel y Luce corre peligro, dependerá de los ángeles caídos vencer a satanás para evitar que lleve a cabo sus planes que podría destruir el mundo tal como lo conocemos.
hoy empiezo este libro nuevo, más adelante les contare como viene la historia en este nuevo libro.

Un cuentito de mi autoria


Jugar a las escondidas
Un fulminante resplandor se colaba por entre la gruesa capa de nubes grises que cubría el cielo. Gregory acababa de salir de clases y caminaba por la concurrida avenida principal de Montevideo.  Le pareció reconocer un rostro entre la multitud que caminaba en dirección contraria a la de él. Una figura menuda, vestida con falda y camisa negra  que se acercaba a él, que se quedó parado en donde estaba. La observo pasar por su lado, y allí se quedó con el gesto de un saludo pintado en el rostro. Se volteó enseguida para poder ver bien a la mujer, pero esta había desaparecido como arte de magia. Camino despacio en la dirección de la mujer y volvió a verla una cuadra más adelante. Mientras caminaba hacia ella comenzó a dudar de si era la chica que el creía haber visto, pero no podía ver bien a la mujer, diversos objetos y personas tapaban fragmentos de su cuerpo y rostro y no le permitían identificarla bien.
Camino más deprisa, hasta que por fin a unos pasos de distancia pudo verla bien, era ella, Katherine.  Aunque Gregory amara profundamente a Alexia y quisiera pasar el resto de su vida con ella, había algo en Katherine que lo atraía, no sabía exactamente que era, si su personalidad, su sonrisa o su preciosa figura, aunque siempre de negro muy femenina. Y ahora hacia ya mucho tiempo que no veía a Katherine.
Pese a que había acordado encontrarse con su novia decidió intentar alcanzar a Katherine aunque  fuera solo para saludarla. Comenzó a apretar el paso para seguirla y pareció como si ella hiciera lo mismo. Y en verdad lo había hecho.
La siguió desde el callejón de la Universidad hasta la puerta de la ciudadela, sin poder alcanzarla, y cada tanto la perdía de vista y tenia que desacelerar el paso para ubicarla de nuevo.  Pero al cruzar la puerta de la ciudadela la perdió de vista y no pudo volver a encontrarla.
Cansado de caminar se sentó en un banco de la plaza y observo a la gente que iba y venia. Se quedó  un rato en  la plaza, comenzó a anochecer, una espesa niebla lo cubrió todo y la calle quedo silenciosa y lo único que escuchó fueron los pasos de un par de zapatos de taco y Gregory reconoció la suave voz que hablaba por teléfono. Salida de la nada Katherine apareció entre la oscuridad y la niebla. La vio sentarse en un banco cercano, su rostro reflejaba cansancio, estaba distinta. La observo un rato, bajo la luz de un farol, mientras Katherine hablaba por celular y pasaba las uñas pintadas de rojo por el bolso negro que descansaba en su regazo.
Cuando guardó su teléfono dentro del bolso negro Gregory logro distinguir que era lo que tenía de diferente, la ausencia de la clásica línea negra y gruesa de delineador en sus parpados, además de un nuevo color rojo en algunos sectores de su cabello.
La observo un rato hasta que ella levanto el rostro y también se quedó observándolo. El celular de Gregory comenzó a vibrar, era un mensaje de su novia, le respondió que lo buscara en esa plaza y volvió a observar a la joven que ahora estaba de pie en frente de él.
-Tanto tiempo- le sonrió ella, con esa sonrisa amplia y hasta simpática que la caracterizaba.
-La verdad, ¿cómo estas?- le respondió el joven.
-Muy bien, ¿tú?- su sonrisa no era tan amplia pero seguía siendo simpática.
-Esperando a mi novia- le sonrió el joven con picardía.
-entonces, me voy- contestó Katherine algo más fría y se levantó del banco y comenzó a caminar lentamente.
-Igual todavía va a demorar un rato- la joven se detuvo al escuchar esta palabra
-De todas formas tengo  prisa. Las vampiras tenemos cosas que hacer en la noche antes que jugar a las escondidas con un mortal- y con una risita bailando en el viento desapareció caminando entre la niebla.
Gregory trato de seguirla con la mirada pero la niebla se lo impidió y finalmente termino fundiéndose en un fuerte abrazo con su amada que acababa de llegar.